domingo, 10 de mayo de 2015

Vendaval.

Me gustaba ser un vendaval.
Viento huracanado.
Lava en la piel.
Me gustaba, más que cualquier cosa en este mundo.
Quebrarme/te.
Romperme/te.
Fraccionarme/te

Tú eras una eterna tempestad.
La llama del incendio y a su vez el aire que lo aviva.

Un día, dispuestos a crear el mayor de todos los desastres naturales, nos atamos las venas el uno al otro y en sentido inverso, como si de los cordones de nuestros zapatos se tratasen. Yo sería los hematíes que le dan color a tu sangre y tu el plasma que me protege de toda lesión.

Es entonces cuando pecamos de necios. Nos creímos infranqueables.
Nos quebramos.
Nos rompimos.
Nos fraccionamos.
Nunca jamás nos recuperamos, no eramos más que un amasijo de piel.

De la tempestad que prometíamos ser, no había quedado nada.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Crème Brûlée

Nosotros.
Los golosos.
Los que daríamos un pedazo de nuestro alma por un trocito de pastel. Estamos aquí, dispuestos a comernos (y a que nos coma) el mundo a cucharadas, bocados y mordiscos. A mancharnos las vestiduras por espolvorear tanto azúcar y quemarnos los dedos a causa de nuestra impaciencia perpetua.


Nosotros.
Los golosos.
Los que representamos el último pero sin duda, el mejor bocado del día. Somos ese hambre que te entra justo después de comer. Una detonación en el paladar. Tus ganas y nuestro empacho por partes iguales.