viernes, 25 de julio de 2014

Agosto

Penas, que se clavan y atraviesan cada parte de tu ser, duelen, escuecen y nunca terminan de cicatrizar. Han venido para quedarse. Son las nuevas inquilinas que han amueblado tus ausencias. Vecinas tormentosas, que ponen la música demasiado alta para que no te olvides de que ahora viven en ti.

Quizá con el paso del tiempo, una vez hayas entendido que ahora forman parte de ti, aprenderás a convivir. En tus llantos ocultos serán la lágrima que quiere brotar, en tus alegrías el amargor final de una sonrisa. Sea como sea, aprenderás a disimular, engañarás a los demás y en ocasiones a ti también, pero bastará una pizca de ruido para que la tempestad se vuelva a desatar, agitando tu vida de forma intermitente, añorando el pasado una vez más.



Agosto eterno, como te gusta agitar mi vida en paz.

sábado, 12 de julio de 2014

Los "Y si hubiera" y los "Es que".

Al nacer poco podemos hacer con las primeras decisiones que se nos imponen, que van desde: si te bautizan o no, colegio público o privado, la ropa que llevarás, las fotos que te tomarán, hasta el plato de comida que comerás cada día hasta que, al fin, tengas el poder de tomar tus propias decisiones. Una vez alcanzado dicho momento todo se basa en acertar o no acertar, dejar pasar oportunidades o aprovecharlas, hacer o no hacer, en definitiva, es cuestión de elegir nuestro camino.

Las primeras decisiones de nuestra vida las tomamos de manera un tanto inconsciente, no sopesamos pros y contras, ni pensamos en las posibles consecuencias, no nos importa, porque tampoco nos arrepentimos de ellas, las vivimos como actos momentáneos y de perdidos al río. Somos jóvenes y no tenemos ganas de complicarnos pensando en un más allá.

Pero con el paso del tiempo las decisiones empiezan a pesar y con ello las lamentaciones ante la carga. ¡Espaldas robustas que se encorvan! Somos tan obtusos que solo nos centramos en aquellas oportunidades que perdimos. Lloros, lloros y más lloros. Y si hubiera hecho... Es que si hubiera elegido lo otro... Si no hubiese dejado pasar la oportunidad... Cuando nos va mal ¡como nos gusta quejarnos! ¡como nos acordamos de todo aquello que dejamos pasar! Pero... ¿Y qué hay de las oportunidades aprovechadas? Las decisiones acertadas parece que pasan de largo ante nosotros, les restamos importancia, no las valoramos como deberíamos ¡Gracias a esas decisiones somos lo que somos! Y gracias a ser lo que somos nos diferenciamos de los demás. Quizá hemos hecho el camino más largo y complicado, tal vez hemos añadido cicatrices a nuestra impenetrable piel, pero de coscorrones y caídas se aprende.

Quizá eso sea la vida, recordar aquellas bifurcaciones en las que no tienes claro si el camino elegido fue el correcto o no, sin acordarte nunca de aquellas bifurcaciones en las que esquivaste el camino malo. Cuando aciertas no te acuerdas, pero como sospeches que te has equivocado… Curioso mecanismo cerebral ¿Qué necesidad evolutiva lo habrá desarrollado? Atormentarse sin parar por algo que sospechamos y de lo que no tenemos certeza alguna.

Pero al final, si lo piensas un poco ahí está la clave, no tenemos ninguna certeza de nada, por lo tanto ¿Por qué no nos olvidamos de los "y si si" y los "y si no" y nos centramos en lo que tenemos y en lo que nos quedar por elegir?

martes, 8 de julio de 2014

El exceso de sensibilidad es un problema de salud

Mujer desnuda leyendo. Howard Chandler Christy (1873-1952)

Carmen, nació un 3 de Enero de 1956, en un pueblo pequeño al sur de Argentina. Hija de un herrero y una ama de casa, no tardo en despuntar con una peculiar belleza que embelesaba a cualquier transeúnte solitario. Con el tiempo empezó a evocar un fuerte interés por la poesía, creció entre versos, embriagada por el perfume que desprende cada página, enamorada de la lírica y de los ideales que ella posee.

Entre páginas y versos así le conoció, el hombre que se adueñó de su sofá y de su mirada rendida. Dichosos los días infinitos, el hormigueo constante y la pasión desbordante. Exhausta de felicidad, su vida entera le habría regalado, pues no había nadie sobre la faz de la tierra capaz de elevar el corazón de Carmen por encima del aire de tal manera.

Años dichosos, plenitud constante. Sin embargo, el día menos esperado al volver la vista atrás, Él ya no esta, su corazón se ha elevado en el aire para siempre, llevándose con el, un pedazo del de Carmen, volviéndose así la felicidad finita.