sábado, 9 de julio de 2016

P de Patata

Comíamos patatas fritas, día si, día también y eso era el culmen de nuestra felicidad. Decidíamos cada tarde con que ingredientes las íbamos a sazonar, suena cotidiano y eso era lo bonito, lo sencillo de levantarse y saber que dentro de la incertidumbre, algo se mantenía constante.
Con lo jodido que estaba el mundo y nosotros creyéndonos inalterables, ajenos a la realidad, firmes y seguros de que aquello era lo que queríamos.
El día que las patatas se extinguieron de la faz de la tierra fue cuando tuvimos que mirarnos a los ojos y ver que tubérculo nos anudaba el corazón. Ya no había vuelta atrás o nos cosechábamos el uno al otro o estábamos destinados a no sazonarnos más.

lunes, 25 de abril de 2016

Cervezas, palomitas y dinamita.

No recuerdo muy bien como empecé lo que noches atrás quise escribir, en ese momento el etanol fluía por mi cuerpo y todo parecía sencillo, ahora la sobriedad lo vuelve un poco más complicado.

Probablemente no sea complicado, quizá este yo complicándolo. Buscando la medida exacta entre decir mucho y a la vez no decir nada. Nos suele pasar a los observadores, llevamos un rato mirando detalladamente como si no nos enterásemos de nada y en el momento que verbalizas quieres que te vean y mantenerte oculto al mismo tiempo. Pero hay momentos en los que te quema el pecho o puede que sea el útero. Tal vez los dos. Los años de aprendizaje se vuelven una carga pesada de la que conviene deshacerse, seamos honestos nadie quiere llevar a cuestas el saco de las malas decisiones de su vida y de los condicionamientos impuestos por cosas que ya no forman parte de ella.

Así que te despiertas un día y empiezas una demolición y ¡Vaya! resulta que no eres tan racional como te creías. todo se ha vuelto tan tópico y distópico a su vez que no puedo evitar reírme, y me río como una gran desequilibrada irracional. Hoy no escribo en tercera persona porque desde mi cocina hace tiempo que todo se ve bastante claro, debe de ser en parte por las bombillas de luz blanca y en parte porque me arde el pecho y el útero también.





domingo, 6 de marzo de 2016

Marzo

Hacia frío, de ese frío que te quema las orejas, pareciese que el invierno nunca fuese a terminar. Fue entonces cuando tiró del carboncillo y empezó a pintar. Reinventó todos los días de la semana, los bautizó de nuevo. Despertó a los muertos. Dibujo para si misma la noche más oscura con el polo norte entre sus dedos, ahora desde allí todo se veía diferente.


Se limpió las manos y salió a la calle.

jueves, 11 de febrero de 2016

Los que se entienden pero siguen buscando con quien entenderse.

Subió las escaleras agarrándose fuerte al pasamanos, como si cada vez que fuese a levantar el pie tuviese miedo a perder la estabilidad. Las copas de más habían hecho estragos pero al menos ya estaba en casa. Abrió la puerta, se desnudó y se dejó caer. Su compañero de piso se encontraba en el mismo estado lamentable que ella y sin darse cuenta ya era de día. Estaban filosóficos y escarbaban en los recovecos de su pasado.

Recordaron la primera vez que se enamoraron, o que al menos creyeron hacerlo, él de una rubia despampanante que silbaba al hablar, ella de un chico abstracto. Se rieron de sus coqueteos con lo prohibido, de las idas y venidas. Recordaron la noche que decidieron acostarse juntos por despecho y ahí si que se rieron con ganas. No entendían por qué no les entendían, no entendían por qué los demás no se entendían. 

Se taparon con la manta y la conversación se tornó sórdida. Los miedos de uno con las inseguridades del otro dentro de una batidora, una mezcla absolutamente carnal. Así es, una vez más intentando tapar balazos a golpe de betadine y tirita. 



Los que se entienden (pero siguen buscando con quien entenderse)

martes, 22 de septiembre de 2015

Equinoccio de otoño.

Esta contenta y cocina pasteles.
Sube el volumen y...
She was a fast machine, she kept her motor clean, was the best damn woman that I ever seen...
Bate huevos. Harina por doquier. Le echa azúcar de más.
El horno lleva un mes precalentando y la levadura se le escurre de los dedos.
Hace tiempo que todo esta en su sitio, ya no vuelan cuchillos ni suena de fondo Nacho Vegas.
Sin darse cuenta llegó el otoño, mientras ella planeaba con que acompañar tan delicioso pastel.
Otoño, esa maravillosa estación en la que todo lo que nos sobra se cae, empezando por nuestro efímero bronceado ¡Es una estación para celebrar! Los comienzos. Los finales. Lo que sube. Lo que baja. Las noches cortas. Las noches largas. Los pasteles de menos. Los pasteles de más que nuestros jerseys aprenden a disimular.