
Siempre me ha llamado la atención el término gamberra, no se por qué, pero me despierta cierta ternura. Quizá porque es aplicable en muchas situaciones. Desde el niño pequeño que hace travesuras y se le regaña diciendo ¡No me seas gamberro anda! Pasando por el adolescente indomable ¡Desde luego menudo gamberro esta hecho! Llegando a un punto en el que eres tu mismo quien califica de gamberros a los demás.
Gamberra: Que escandaliza, molesta o comete destrozos en sitios público.
Desde mi punto de vista una gamberra no lo hace con maldad, simplemente se divierte.
Se divierte y no se detiene a pensar en el que dirán los demás. Se sigue divirtiendo y a su vez tropezando contra los daños colaterales y los propios que va provocando a su paso. Se detiene y se adueña del tiempo para aprender, hace repaso y avanza, nunca se estanca, porque en esta vida disfrutar y reírse de todo lo que le rodea nunca ha dejado de ser una prioridad.
Tenemos suerte si gamberra es un un adjetivo que nos ha acompañado toda la vida.
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