
El viaje empezó como se empiezan todos los viajes, olvidándote lo mas importante en el lugar de partida. No esta permitido retroceder, se hace tarde, no hay tiempo para volver atrás y recuperar lo olvidado. En el fondo sabes que estos despistes le proporcionan un aliciente extra al lugar de destino. Reponer lo que hemos dejado atrás por algo más nuevo, más bonito, más brillante y dejar pasar de largo las preocupaciones ocasionadas al recordar el olvido.
La ventanilla bajada y el aire enredándose en tu pelo. Kilómetros más, kilómetros menos y las ganas, las ganas infinitas cuando el destino es volver a tus orígenes. Los más necios dirán que si se van es para no volver, pero mienten. Volver es bienestar. Bienestar emocional y ahora ya están avisados.
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