
- Genial, de lo más estrambótico. No dejamos que nos interrumpiese ningún teléfono. Era todo un ambiente tan febril que reventaría los termómetros. Y la emoción, mi emoción pegada a su aliento. Ese día enredamos y desenredamos la vida como nos vino en gana. Recordamos por última vez que somos humanos, que nuestro centro de gravedad se encuentra en la pelvis y entonces, volvimos a hacer infinito lo finito.
- ¿Cómo se fue?
- No dijo adiós, se escurrió entre mis dedos como hace siempre, giró la cabeza sacudiendo su áurea melena y me hipnotizó durante unos segundos. Tenía miedo de pestañear y perderla/me y así volver a quedarme solo, con su último recuerdo. Pero no sé como lo hace, cuando el aire volvió a inundar mis pulmones mi mirada ya estaba vacía.
https://youtu.be/gd1uBiV31SU
ResponderEliminarY se fue, porque no podía ser de otra forma.
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