martes, 29 de abril de 2014

Buenas noches, amor.

Y al amanecer se dormía por fin
rendidos los ojos de naufragar en lágrimas
ajados los labios de llorar su nombre.

No quería ver que él ya no estaba
ni sus dedos en el repecho de los muslos
ni su lengua en la esquina de los labios.

Lo esperaba cada noche en el colchón
el surco de su respiración en la almohada
las arrugas de su sueño en las sábanas.

No quería ver que él estaba
enredado en la esquina de otros labios
respirando en el hueco de otra almohada

cuando ella musitaba: buenas noches, amor


Es bonito en demasía, al menos yo lo creo así.

No se quien es su autora, lo descubrí hace años y no recuerdo si lo leí en algún libro, si alguien me lo enseñó o si simplemente lo encontré alguna tarde ociosa buscando por Internet, por mas que he buscado no lo he vuelto a encontrar.





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