A pesar de las heridas y de las cicatrices, de quemarme cada vez que a mi te acercas y de volverme volátil a tu lado, a pesar de todo eso y mucho más, te echaba de menos mi lágrima de mar, siempre tan bioluminiscente que eclipsas todo lo demás.
Indomesticable animal salvaje, en los días serenos mi afán de alcanzarte se eleva y en mis múltiples intentos de llegar a ti me envenenas sin cesar, un exceso de calambres recorren mi cuerpo electrificando cada centímetro de mi piel, entumenciendo cada una de mis articulaciones, hasta que consigues anestesiarme, es entonces cuando comprendo que no es más que un sincero y salvaje "aléjate de mi, indomesticable enamorado furtivo"
Pero aquí estamos los que nos hemos decidido a morir por alguna criatura salvaje. ¡Aprovecha y late corazón que aquí hemos venido a morir!
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