
Poco importaba lo importante, lo realmente trascendental iba y venía conforme a tus antojos y caprichos. Disfrutabas de todo como nunca lo has vuelto a hacer en tu vida, y eso es la verdad más grande que te he dicho nunca. Dime ¿Acaso recuerdas la última vez que te temblaron las rodillas de emoción? ¿De la fuente de energía que emanaba de ti? Tu vida tenía de banda sonora ring my bell de Anita Ward y allá donde fueras sacudías la melena de la forma más extraordinaria jamás vista.
Carisma hecho mujer. Felicidad exultante. Evasivas, no sé, no sé, no sé.
Eras que ya no eres, la chica a la que todos escribían canciones de amor. Y eso ya no es un secreto. Pero no temas, es lo que tiene crecer y convertirse en una mujer de apellido B Good.
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